viernes, 5 de septiembre de 2014

Nadie conoce la famosa luz.

Háblame despacio, no hay prisa. No hay reloj, ni tiempo, ni nada que hacer, excepto estar contigo. Piensa bien las cosas que vas a decir. Porque cada palabra que digas creará un efecto enorme, positiva o negativamente. Serán como cuchillos que me apuñalan, o como las mantas que me cubren. Deja de mirarme así, porque te lo digo enserio. Quita esa mirada y pon esa que siempre pones. Eres un adulto, ¡mírame como tal! Eso es. Ahora sí. Vamos ahora puedes venir. Cuéntame que te pasa, despacio, con calma. No tengas miedo de lo que está pasando. No es nada. Yo estoy contigo. Siempre lo he estado. Lo sabes. Ves esa luz, esa que brilla tanto. La famosa luz de la que todos hablan. Pues aléjate de ella. Ese no es el camino. Toda esa panda de cretinos habla de luz y nadie sabe que pasa cuando la atraviesas. Todos hablan de ella pero nadie la ha visto, y los que la han visto no han vuelto para contarlo. Escúchame bien pequeña, huye. Sin mirar atrás. Ahora busca el momento más de feliz que has vivido y vuelve a revivirlo. Sólo la esperanza te devolverá a tu lugar. Yo me tengo que quedar. Cuando llegue el momento te tendré de nuevo en mis brazos. Mientras estoy en ese pequeño corazón.

Adiós pequeña

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