Todo comenzó con una mentira. Una mentira pensada, calculada y dicha por una voz dulce. La mentira perfecta para la víctima más débil. Por eso, era perfecta, porque era simple y desconocida para alguien como ella. Y es que, el cariño siempre fue una buena arma, dispara envuelta de objeto inofensivo, y luego, cuando llega a ti, encuentras un agujero, provocado por un arma que anteriormente conocías y que estaba disfrazada. Ese hueco que dejó la bala se llama ilusión. Pero cuando en realidad ese hueco ya estaba abierto, piensas que la bala es lo que de verdad la cierra, y entonces quieres cerrarlo de todo.
Quieres llenarte de ese cariño falso que te regalan, respirar el aire envenenado que te ofrecen, y beber del agua impura de la copa más grande. Esa ilusión que comienza siendo pequeña, que se apodera de cada parte de tu cuerpo, que te lleva al extremo de la felicidad, te lleva a lo inexplicable, te lo arrebata todo, y te vuelve loco. Cuerdo, si así lo prefieres.
Quise vivir un sueño en unas nubes inestables, hoy, he caído por ello.
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