miércoles, 17 de septiembre de 2014

Algo vivo que no muere.

Las nubes se mueven, viajan sin problema alguno por el mundo, igual que las aves lo hacen, pero llegará el momento en que esas nubes se van a desvanecer, queriendo alcanzar su sueño de llegar al otro lado del eje terrestre, algunas fallan y algunas otras llegan en el pensamiento y en el latido de las aves que las acompañan, pero nuestro amor viaja sin necesidad de dar un paso, nuestro amor permanece en un planeta de otro sistema solar, de otra galaxia, de otro universo, ese universo donde los amores no mueren, donde una flor duerme para despertar por la mañana, donde puedes hacer que no amanezca, donde sientes su calor aún estando a millones de kilómetros, donde existen los problemas pero también las soluciones y nadie se ciega ante ellos, allá donde la imaginación se hace real, donde hay más árboles y flores que mentes destructivas; allá es a donde viajamos cuando los dos dormimos sonriendo, pensándonos y haciéndonos eternos en cada respiro, en cada sinfonía que el viento crea, allá es a donde vamos.


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